Sí, esos mismos propósitos. Esos propósitos que sirven para saltárselos a la torera. Tengo normalmente sentimientos encontratos con los propósitos de fin de año.
Por un lado intento rehuirlos, por otro, mi mente intenta situarlos en el terreno de juego y acaban entrando en el caudal de pensamientos:
- ¿Leer más? ¿Escribir más?
- ¿Establecer una rutina para {insertar hobby que dejaría de ser hobby si lo “rutinizo”}?
- ¿Gamifico la lista de propósitos?
Creo que, con intentar seguir un estilo de vida acorde a los valores internos debería ser suficiente. Pero la vorágine en la que el estilo de vida nos atrapa, nos impide llegar a esa “paz mental”. Otra paz mental, por supuesto irreal, pero mira, ya que estamos en el bucle… ¿por qué no ponerle una almohada?
En fin, que para otro año más quiero seguir haciendo lo que más me gusta en la medida que pueda.
Gracias por leer :)